domingo, 4 de septiembre de 2011

Las manos no hablan

"Las manos no hablan", le digo a Ignacio (4) porque quiero que entienda que las emociones deben ser expresadas con palabras y no con manotazos. Es aún un poco difícil para mi niño, tomar conciencia de lo que siente frente a diversas situaciones y traducirlo en palabras; también le cuesta comprender por qué los niños se molestan si él los ha agredido. El cuerpo y la impulsividad le ganan todavía, algunas veces. No lo justifico, no lo dejo pasar; sin embargo trato de comprenderlo para ayudarlo de la mejor manera.

Asimilar que a mi hijo le cuesta controlar sus impulsos no ha sido fácil. Las primeras en notar esta tendencia en Ignacio fueron las profesoras del nido. Primero, pasé por una etapa de negación. Me rehusaba a creer que fuera cierto lo que me contaban, pues en casa no veía comportamientos de ese tipo. Solo veía a mi hijo como un niño encantador, bueno qué madre no ve a su hijo como el niño más bello del mundo. Además, no le encontraba explicación, Ignacio vivía en un ambiente pacífico y lleno de amor; mi esposo y yo ni siquiera jugábamos de manera tosca o "de manos" con él; no discutíamos, ni hablábamos fuerte. Luego, vino la etapa en la que siempre tenía una excusa para justificar su comportamiento, "seguro es la edad, los dos años son terribles", "solo está tratando de expresar su individualidad", "ya se le pasará". Esto no quiere decir que no intervenía o que no le explicaba cómo afectaba su comportamiento a los demás.
Pero lo cierto es que no se le pasó y, es más, se fue agravando. Entonces llegó la etapa de la culpabilidad: "¿Qué hemos hecho mal?" "Seguro lo hemos engreído demasiado" "Quizás sería distinto si hubiera o no hubiera hecho esto o aquello..." acompañado de estrés y preocupación. Pero como las culpas no resuelven y lo más sensato es basarse en evidencias, decidimos (aunque nos costó asumir que se necesitaba) acudir a una psicóloga para obtener una opinión especializada sobre el asunto. Sentimos gran alivio cuando nos explicó que sí, que existían rasgos de impulsividad, que lo veía como un niño intrépido, pero que más allá del peligro que podría existir para su seguridad física, pensaba que la forma en que se relacionaba con los demás era manejable. Nos ayudó también a entender que "su hijo es así", hay niños que controlan mejor sus emociones que otros y la manera en cómo le enseñamos a comportarse puede tener poco que ver con esto. Había sin duda, que ayudarlo a reconocer sus emociones y las de los otros, y trabajar en poner más límites para que entendiera que sus actos tienen consecuencias.

Asumimos el compromiso y la situación fue mejorando. Hasta que salí embarazada y tuve la mala suerte de un embarazo difícil con un periodo de ausencia en casa, debido a que requería cuidados clínicos. Se suscitaron luego tres cambios importantes: el retiro de la nana que tenía desde el año y medio, la llegada del hermanito y el ingreso al colegio. Como es de esperar, hubo un retroceso. Pasado el puerperio, tomé el toro por las astas e iniciamos la larga rutina de terapias para trabajar en su control emocional y de conducta. Además se sumó el descubrimiento de que necesitaba ayuda a nivel de integración sensorial. Entre otras cosas, que existía a nivel físico un poco de dificultad para reconocer el manejo y fuerza de su cuerpo, su espacio corporal y el del otro; tema que también estaba relacionado a las formas de contacto físico que establecía con sus pares.

Debo confesar que ha sido muy incómodo y doloroso sentir las miradas acusadoras de las madres cuyos hijos son fastidiados; aunque comprenda su malestar. Seguramente sentiría lo mismo si estuviera en sus zapatos. Pero ahora también entiendo a aquellas madres, que como yo, han tratado y tratan de que sus hijos no sean etiquetados como "terribles" o "pegalones", que no necesariamente son las "culpables" de ese comportamiento, que buscan la manera de ayudar a sus niños a tener mejores relaciones con otros niños.

Entender y acompañarlo en este proceso ha sido agotador a nivel emocional, pero debo expresar con alegría y por qué no decir, con orgullo, que ya hay resultados positivos. Ignacio contiene mejor sus impulsos, reconoce mejor sus emociones, entiende cada vez mejor a los otros. Todavía necesitamos pulir algunos aspectos, pero el brillo que yo siempre he visto en mi niño empieza a iluminar a otros y a despojar las "etiquetas" que lamentablemente colocan de manera consciente adultos y de forma inconsciente los mismos niños.

Mi niño, la vida es un largo caminar. Encontrarás experiencias maravillosas y otras que no lo serán tanto, pero ahí estaremos tus padres para darte siempre una mano. Esperamos que así como nuestras manos te dieron seguridad para dar tus primeros pasos, no dejes de buscarlas cuando lo sientas necesario.







8 comentarios:

  1. Me encantó. Yo también he sentido culpa de ver que mi pequeño, también de 4 años no sea como yo lo había construido en mi cabeza, cuando estaba embarazada. Es encantador, ocurrente y súmamente inteligente, pero con una personalidad muy fuerte y puntos de vista casi inquebrantables, con las consiguientes frustraciones cuando las cosas no salen como él espera y vienen entonces las pataletas, que para mi son un reto a mi paciencia. Siempre me dijeron que sólo hacen pataletas los niños que son malcriados por sus padres y superconsentidos en todo. Nada mas alejado de la realidad en nuestro caso. Yo no cedo en las pataletas, y mas que pataletas típicas por un caramelo, por ejemplo, son arranques de cólera por que "nadie lo entiende". Me sentía juzgada por todos, tildada de mala madre, y a veces con vergüenza de ver a mi hijo entrar en estos raptos de furia. Nosotros también recurrimos a terapia, y nos ha ido súper bien, mas que nada me sirvió a mí para poder manejarlo con mas tranquilidad, sin culpa, y sin pensar en la mirada ajena. Y sí, respiré cuando la terapeuta me dijo que mi enano era un niño normal, sólo que extremadamente sensible. Aún mi hijo tiene sus arranques, por supuesto, y espero que con el tiempo, y nuestro cariño, sepa manejar mejor sus emociones. Nuestros hijos son maravillosos, y tenemos que dejar de etiquetarlos, asumir su educación con alegría, aunque no siempre sea fácil.
    Bravo por tu post.

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  2. Gracias Isa por visitarme y compartir tu experiencia y cómo te sientes con relación a ella. Concuerdo en todo lo que dices al 100%. ¡Que nos han tocado niños maravillosos y sensibles!

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  3. Que valiente tu post, Oli! Te admiro. La tendencia los padres es de ocultar la "maldad" de los niños en el mundo, sobre todo a sí mismos. Como madres, llevamos a creer que nuestros hijos son los ángeles, justificandolos, defendiendolos y amandolos, porque es muy dificil admitir que tal vez también depende de nosotros. Por eso, te admiro para la responsabilidad constructiva de mejorar tu situacion. I'm proud of you!

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  4. Gracias Elda por tu comentario :) Solo trato de hacer lo que me toca como madre, no es fácil muchas veces, pero trato de tomarlo con paciencia, sensatez y mucho amor; porque nuestros hijos son nuestro mayor tesoro. Besos! Y gracias por la visita :)

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  5. Hola! Me Gusta la forma en que expones la situación. No es fácil cuando nuestros hijos son los que no cumplen los estándares sociales.

    Yo lo vivi el año pasado. De hecho hice unas cuatro entradas al respecto, llamadas la violencia de los niños en la escuela (o slgo asi). El reclamo de la maestra y hasta de la psicopedagoga era q el Peluche empujaba a los demás niños. Este año, como ya sabes, mi hijo esta en el lado opuesto. Ya no empuja, pero este año hay un niño que le pega y entonces pienso, que si aun empujara, como el año pasado, ya se habría defendido y dado por terminado el asunto (o empeorado), en vez de volverse temeroso y decir que no quiere ir a la escuela. Y no es que ahora sea demasiado pacifico, aun empuja, por lo menos a sus primos, pelea por algún carro, y hasta pega. Si yo veo la acción, o me entero le digo que no tiene porque usar violencia, que pida las cosas (juguetes o comida), si algo le molesta que lo diga, cosas como: "dile que no te quite el carro, son que te lo pida" pero en este caso, por ejemplo, si el otro niño tampoco es bueno compartiendo tenemos un caos, que me ha pasado con un primito de el, 8 meses mayor (el mío tiene 4 años y medio), que le quita las cosas, le pega y se aparta de mi hijo... Mi hijo rara vez responde, mas bien llora, me busca, le ruega que le preste el juguete y así, pero el día que mi hijo quiso se defendió, y entonces sufrí la mirada del papa del otro niño. Por eso digo que esas conductas son aprendidas. Revisa en tu familia, en la gente con quien comparte tu hijo si hay alguien de quien haya podido aprender la conducta, que sumada a su fuerte carácter te esta dando tanto trabajo....

    Erróneamente, se asume que un niño pega porque los padres le pegan, pero no es así, es una combinación de muchas cosas, personas, actitudes, ADN. Por ahora solo voy a estar pendiente a través de mi hijo y la maestra, e incluso ofrecerle a la maestra la ayuda que necesite.

    Veo que estas trabajando muy duro para ayudar tu hijo a relacionarse mejor, y vaya que es un trabajo duro, yo lo pase, lo estoy pasando, porque hay que reforzar. Me funciono mucho preguntarle si le gustaba o que sentía cuando algún niño le empujaba o pegaba, y le explico entonces que no debe hacer a los demás lo que no le gusta que le hagan, que trate a los demás como a si mismo. Se que la crianza que le das a tus hijos es muy respetuosa, se deja ve en lo que escribes, y eso refuerza mas aun lo que siempre pienso y digo, que una crianza con respeto, con apego, no garantiza que tu hijo sea un ciudadano modelo, porque traen consigo una forma de ser, la idea es que nosotros, los padres, les ayudemos a ellos a encontrar un balance, no obligarlos a ejercer conductas que no sienten, pero si a darle técnicas de control. Por ejemplo, cada vez que mi hijo se enoja en casa, lo tomo de la mano (y esto lo escribí en mi blog una vez), me lo llevo a una habitación, o me lo llevo a donde no haya gente si estamos en casa de mis padres o de algún familiar o en una fiesta.... Contamos hasta 10 respirando profundo, si después de eso quiere llorar lo dejo que llore, que se desahogue y le voy hablando, explicandole porque lo que hizo estuvo mal... Y sabes que? En ocasiones, cuando soy yo la que se enoja, por que yo también me enojo, es él quien me toma de la mano y me hace contar hasta 10 y me abraza. Es un aprender constante, todos aprenden, grandes y pequeños.

    Ahora que tengo a mi niño mas o menos bajo control, temo que reaprenda a obtener las cosas de mala manera.... Aun me falta mucho, como lograr que salude o pida la bendición a los abuelos y tíos, pero no quisiera que retroceda el camino recorrido.

    Aunque decidimos no hablar con los padres del niño q pega a mi hijo, aún quiero hacerlo, porque mi hijo también tuvo su etapa. En el caso de tu hijo, me parece que los adultos lo empeoran al etiquetarlo, y me haces pensar si no estaré etiquetando yo también al companerito de mi hijo.

    Gracias por compartir tu historia, para lo que necesites aquí estoy.

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  6. wow disculpa que hice un post en tu post... me suele pasar!

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  7. pero ¿dónde quedó mi comentario? ¿alguien lo vió?

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  8. Faith: Gracias por tu comentario y reflexión sobre el tema. Me encanta que haya sido larguísimo :D Porque la idea es compartir experiencias e inquietudes. También veo que has hecho un trabajo arduo y eres una mamá muy consciente de las necesidades de tu hijo. El consejo de hace que reflexionen sobre cómo se siente la otra persona es buenísimo, también preguntarles por qué creen que el otro se molestó y de qué manera podrían haber actuado para que no suceda. En cuanto a que las conductas "agresivas" las haya copiado o visto de alguien, me cuesta creerlo, porque las personas de mi entorno cercano no practican ese tipo de comportamiento. Pero de todas maneras, estaré atenta. Gracias, nuevamente, y te tomo la palabra para acudir a ti ante cualquier otra inquietud para intercambiar ideas. Un beso grande.
    Oli: Nunca vi tu comentario :(

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